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Zona chica por Hugo Lynn Almada

100 millones

lunes, 17 de diciembre del 2012

 

Por Hugo Lynn Almada

¿Y la austeridad?

Hay infinidad de dichos y consignas que nos advierten de la necesidad de cuidar aquello que criticamos, pues nunca se sabe en qué momento podríamos vernos en una situación similar…

Es fácil decir palabras que conquisten el oído de las personas. Un profesional de la política bien asesorado sabe qué quiere escuchar el electorado. En el caso de Vallarta ni siquiera se necesitaba de eso. El clamor general era fuerte y claro. Decir que Vallarta está en situación de quiebra “y que una cosa como esas no se verá en un gobierno como el que propongo” puede conquistar a la gente harta de ver que ningún nuevo endeudamiento sirve para solventar las múltiples necesidades de nuestra comunidad.

Por eso para Ramón Guerrero no fue difícil hacer click con la gente. Entendió muy bien que sí quería y que no quería el pueblo.

La cosa es que una vez en el cargo las cosas se ven muy diferentes.

Hoy, por ejemplo, ya se sabe que la idea de cobrar 11 millones de pesos por licencia de cada casino es para hacer frente al compromiso de los “mochivales”; también hoy ya sabemos que el señor Guerrero Martínez ha logrado consolidar un presupuesto mas o menos superavitario gracias a que todos tendremos que pagar más impuestos municipales.

Si él en campaña le hubiera dicho a la gente que antes de 100 días de gobierno iba a subir los impuestos, incrementar el costo de las licencias en diversos giros de la industria turística y que además iba a subir el impuesto predial seguro que no ganaba en las urnas.

Por supuesto que al ver el estado de las finanzas, tras entender que en las condiciones actuales no iba a poder recoger la basura ni a pagar las obligaciones patronales que tiene la comuna, se ha visto orillado a pedir un nuevo préstamo que incrementará la deuda de todos los vallartenses.

Por eso es difícil su situación: hace tres meses juraba que no iba a incrementar la deuda y hoy ya lo ha hecho. El tema habla del profundo desconocimiento que tenía de la situación financiera municipal. No estaba preparado para llegar a administrar la miseria, y menos con la cantidad de compromisos que se echó a cuestas y que está obligado a cumplir antes de perder el capital político que se le escurre entre las manos.

No es su culpa; pero tampoco es culpa de los ciudadanos, y en todo caso él debería estar actuando de manera tal que pudiera resolver los problemas financieros sin pegarle a quienes hoy somos sus gobernados.

100 millones de pesos de deuda más, que deberán pagarse en el transcurso de su trienio, le pega a todo el entramado financiero.

Ya es tiempo de que busque reducir la nómina; ya es tiempo de que cumpla su promesa de bajar sueldos a los funcionarios de primer nivel; ya es tiempo que se vea que desde el gobierno hay un esfuerzo por limpiar las finanzas; que se note una reducción de los egresos y se sienta que el incremento en los ingresos nos lleva a un estadio de equilibrio financiero.

Hasta hoy solo vemos el diente hincado en la carne de toda la sociedad; pero en el gobierno municipal no se nota ni el más mínimo esfuerzo de una política de austeridad.

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