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La sentencia del “Pepe Muelas”

viernes, 11 de noviembre del 2011

A tres meses de cumplirse tres años del fatal suceso automovilístico, un juez penal condeno a José Guadalupe Rodríguez Solís a cumplir cuatro años de cárcel y a pagar 68 mil 775 pesos para resarcir daños a la familia doliente.

Se trata de aquel accidente registrado el sábado 28 de marzo del 2009 ocurrido por el libramiento carretero la altura del semáforo de la colonia El Remanse. Aquella mañana el que fungiera en ese momento como hombre de enteras confianzas del presidente municipal Javier Bravo Carbajal conducía a exceso de velocidad un flamante Cadillac blanco. Su falta de pericia, pero sobre todo por haber ingerido bebidas embriagantes, le impidió maniobrar y no pudo evadir arrollar a la señora Olga María Tapia Tirado y su pequeña hija Sandra Paola Arce Tapia de seis años. La menor murió casi al instante y la señora horas después.

El juzgado primero en materia penal resolvió condenar al mejor conocido como “Pepe Muelas” a cuatro años de cárcel y a pagar 68 mil 775 pesos para indemnizar a la familia. Sin embargo, la condena es permutable y podrá cumplirla en libertad. El juez lo condenó por delito de homicidio culposo y abandono de víctima, lo que de acuerdo al Código Penal del Estado le permite solicitar el pago de una fianza.

Aquel suceso conmocionó a la sociedad vallartense en su momento por el hecho en sí mismo pero sobre todo por el desarrollo de los acontecimientos en los siguientes días, semanas y meses. En opinión de expertos en el tema, el ahora sentenciado debía ser sujeto a un proceso por delitos que le merecieran penas mas severas. Hubo acusaciones a la imparcialidad de la Delegación Regional de Justicia e inclusive, también del Supremo Tribunal de Justicia. Hubo víctimas alternas, como el joven Alexander Cortés, que en  su omento dijo haber sido presionado y amenazado para decir ser el conductor del Cadillac y asumir la culpa. Este muchacho señaló directamente al alcalde Javier Bravo como el autor cerebral de todo el entramado.

Pepe Muelas había sido un buen chico, cuentan sus amigos. De familia humilde, se empleó en lo que pudo pero la fortuna le llegó cuando de mesero en un antro propiedad de Gustavo Fong conoció a Javier Bravo Carbajal, amigo de su patrón. Hubo clic entre ambos. De la diputación federal, Bravo saltó a la alcaldía. En la campaña, Pepe Muelas había puso todo su esfuerzo y se ganó toda la confianza de Bravo. Aun así, al principio de la administración se conformó con un empleado de quinta en Reglamentos Municipales. Hubo algunos sombrerazos y en un mal día, hasta fue despedido por instrucciones directas de Bravo. Pero hubo reconciliación y para el segundo año, Rodríguez Solís se fortaleció como el hombre de mayor confianza. Era él quien controlaba todo en ausencia del jefe. Todos los funcionarios, incluyendo la no influyente tesorera Aurora Ureña Arreola y el jefe dela policía en turno, sabían que podían negarse a lo que ordenara el secretario particular y asistente privado del alcalde. Sus órdenes eran ley.

Aquellos tiempos eran días de fiestas y despilfarros. En todos los antros nocturnos, tables dance, bares, cantinas o restaurantes, se les rendía pleitesía. Pepe era quizá el miembro, más influyente del grupo en el poder municipal.

Sin embargo, los excesos y desfiguros de la chamacada fueron desbarrancando a Pepe y a sus amigos. Bravo los consentía demasiado. Lo sobreprotegía de tal forma que el daño fue irremediable. Hay sospechas de que el Cadillac blanco, placas JDT-3475 fue un obsequio al alcalde por favores hechos a un empresario de negros antecedentes.

Ese Cadillac fue el instrumento que lo obligó a hacer un alto en la carrera política que soñaba Pepe Muelas. Un día antes del accidente, el viernes 27,  Pepe y sus amigos se pusieron de acuerdo para ir a ver un juego de la selección nacional de futbol. Como era la costumbre, siguieron la fiesta. Se amanecieron. Al tomar su auto para irse a descansar, el alcohol había hechos estragos en la humanidad del funcionario. Conducía con torpeza. Pero, sabedor de su influencia, no tomó las precauciones necesarias al tomar el libramiento. Vino el fatal desenlace. El miedo lo atrapó. Sigue rumbo al norte y subió a la Pechuga por el eje par vial salir al centro de la ciudad. Se le ocurrió meterse al estacionamiento subterráneo del parque Hidalgo y ahí abandonó el Cadillac. No se dio tiempo para borrar huellas.

En horas, se desató el escándalo. Se localizó el vehículo y trascendió el nombre del propietario. Al mismo tiempo, Javier Bravo y sus asesores reaccionaron a maniobrar para ocultar el hecho, primero, quien era el responsable y segundo, para evadir a la justicia. Aprovecharon sábado y  domingo. Cayeron en una cadena de errores infantiles y fueron víctima de sus propias mentiras. A temprana hora del lunes, Pepe Muelas fue a una cabina de radio para hablar a su favor. Le prometieron una entrevista a modo. El resultado fue desastroso. Bravo era el máximo responsable y después de hacer lo imposible por dejar fuera de toda responsabilidad a su consentido, modificó su estrategia para salvar él su pellejo y su poca reputación política. A la larga, caso tres años después, se puede sostener que Bravo evadió la justicia. Pepe Muelas cumplió en parte por su irresponsabilidad.

Sin embargo, una sentencia a pagar por un doble homicidio de cuatro años y 68 mil pesos es visto como una burla. Es otro agravio a los familiares de la señora Olga María Tapia y su pequeña. En otras circunstancias seria inaceptable la condena. La vida de persona no puede tasarse en ese monto por un principio irrefutable: la vida no tiene valor.

Es notorio que el juez se desentendió de algunos otros agravantes. Al abandonar el sitio del hecho se logró evadir un agravante como el conducir en estado etílico. Se consideró el delito abandono de personas pero curiosamente eso fue a favor del acusado.

El expediente es el 208/2009-C quedará parta la historia. Hubo otros denuncias que se anexaron al expediente pero poco o nada se sabe del destino. Los familiares de Alexander Cortés López acusaron a Pepe Muelas, a Javier Bravo, a otros miembros de su gobierno de haberlo secuestrado, con presiones y amenazas, llevarlo y literalmente privarlo de su libertad en un exclusivo condominio de Nuevo Vallarta. Ahí sería donde personalmente Javier Bravo le ofrecería 80 mil pesos para confesar haber sido el conductor del Cadillac el lunes 9. Bravo también debió sido procesado incurrir en conductas ilícitas. Fue él quien hizo uso de sus influencias para tramitar la licencia de conducir de José Guadalupe Rodríguez Solís y estar en condiciones de evadir pago de daños y hacer uso del seguro del vehículo.

Hay entonces ya una condena. Pero el juez fue generoso. Es una sentencia que para la familia agraviada es una bofetada. Al máximo responsable, a Javier Bravo se le exime de todo. Ese es el mayor indicio de que otra vez la ley ha sido torcida en detrimento de los humildes y en beneficio del poderoso, en este caso un político que hoy para regocijo de sus enemigos también cayó en la desgracia.

 

Revolcadero

 

Ente los proveedores de la administración municipal se encendieron luces de alerta. Sin embargo, pudiera tratarse de una apariencia falsa. La mañana del miércoles, por media hora, decenas de vehículos hicieron fila sin avanzar en la gasolinera de la avenida Francisco Villa frente al Conalep. Los empleados recibieron instrucciones de no abastecer a los vehículos oficiales. Eso fue poco después de las seis de la mañana. El día anterior, el concesionario de la gasolinera no pudo cobrar el cheque mensual por el consumo del combustible. Le dijeron que la tesorera no firmó el cheque. Todo indica que ese fue el problema pues en media hora el problema fue resuelto. A la tesorera de le debe dar su jalón de orejas porque al no cumplir su tarea provocó  un embotellamiento, la pérdida de al menos una hora de trabajo de todos los empleados, escándalo en la prensa y desconfianza de otros proveedores. El cheque a pagar era por el consumo del mes de la gasolina, alrededor de dos millones de pesos. Se toma en cuenta que el consumo estimado al día fluctúa entre los 80 mil a 90 mil diarios, según la contabilidad de la empresa.***** Pues entre todo lo malo, el alcalde Salvador González Reséndiz recibió tiene una buena noticia. Que ya es un hecho la aprobación de mas de 41 millones de pesos para el Fondo Metropolitano Puerto Vallarta Bahía de Banderas. Ese el trabajo del esfuerzos hecho en el Congreso federal para mantener el flujo de fondos para obras en los dos municipios conurbados.******

 

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