Los cardenales católicos rezaban el martes por ayuda divina horas antes del cónclave para elegir a un nuevo Papa que lidie con los problemas a los que se enfrenta la iglesia de 1.200 millones de miembros, en uno de los momentos más difíciles de su historia.
Los cardenales, incluidos los 115 electores menores de 80 años que votarán para elegir el próximo Papa, se dieron cita en la Basílica de San Pedro mientras el coro cantaba en la misa ‘Pro eligendo’ que precede al cónclave, que podría extenderse por varios días.
Los religiosos rezaron para que Dios los inspire a elegir al hombre adecuado que lleve el timón después de Benedicto XVI, que renunció repentinamente el mes pasado alegando que no tenía la suficiente fuerza para confrontar las dificultades de la Iglesia.
En su homilía, el italiano Angelo Solano, decano del Colegio Cardenalicio, dijo que debían rezar para que “el Señor nos garantice un pontífice que abrace esta noble misión con un corazón generoso”.
Pidió unidad dentro de la Iglesia e instó a que todo el mundo trabaje con el próximo Papa, sea quien sea.
La misa era el último acto para los cardenales antes de recluirse en la Capilla Sixtina el martes por la tarde y comenzar a hacer su elección bajo el famoso fresco del Juicio Final de Miguel Angel.
El cónclave secreto, empapado de rituales y oraciones, podría durar varios días, y no hay un claro favorito.
Fuentes vaticanas dicen que el italiano Angelo Scola y el brasileño Odilo Scherer han emergido como los hombres a batir. El primero devolvería el papado a Italia por primera vez en 35 años, mientras que el segundo sería el primer Papa no europeo en 1.300 años.
Sin embargo, también se han mencionado otros candidatos de numerosas nacionalidades, como los cardenales estadounidenses Timothy Dolan y Sean O’Malley, el canadiense Marc Ouellet y el argentino Leonardo Sandri.
MUCHAS OPCIONES
En un proceso que se remonta a tiempos medievales, solo los 115 “Príncipes de la Iglesia” menores de 80 años y procedentes de 48 países se encerrarán en la Capilla Sixtina para formar parte de la votación, que se realiza a modo de ritual. Una mayoría de dos tercios es necesaria para elegir un nuevo Papa.
Saldrán de su encierro sólo cuando hayan elegido al pontífice número 266 en los 2.000 años de historia de la Iglesia, asediada por escándalos sobre abusos sexuales, luchas internas, dificultades financieras y aumento del laicismo.
Muchos católicos esperan ver cambios positivos.
“(El nuevo Papa) debe ser un gran pastor con un gran corazón, y también tener la capacidad de confrontar los problema de la Iglesia, que son muy grandes”, dijo Maria Dasdores Paz, una monja brasileña que presenció la misa en Roma. “Cada día parecen ser más”, agregó.
El cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera dijo al diario italiano La Stampa que hay muchos puntos de vista diferentes sobre el perfil adecuado del próximo Papa.
“Algunos lo imaginan (al próximo Papa) más académico, capaz de establecer un diálogo entre culturas. Otros quieren que esté cerca de la gente”, dijo el cardenal. “Aún así, otros quieren que tenga más autoridad para resolver algunas cuestiones dentro de la Iglesia. Hasta ahora no hay mayoría y damos gracias a Dios por su diversidad”, agregó.
Consultado sobre si el cónclave podría por tanto alargarse, dijo: “No creo que sea largo porque haya opiniones diversas. Llegaremos a un acuerdo muy rápidamente”.
La duración promedio de los últimos nueve cónclaves ha sido de poco más de tres días, y ninguno ha durado más de cinco días.
Señalando divisiones entre los cardenales, los periódicos italianos informaron el martes de un enfrentamiento abierto entre los prelados en una reunión previa al cónclave el lunes.
Según los diarios, el número dos del Vaticano con Benedicto XVI, Tarsicio Bertone, acusó al brasileño Joao Braz de Aviz de filtrar comentarios críticos a los medios.
Aviz respondió que las filtraciones procedían de la Curia, la burocracia central del Vaticano que ha sido criticada por no poder impedir una serie de errores durante los ocho años de problemático papado de Benedicto XVI, lo que provocó fuertes aplausos.
PERSPECTIVA GLOBAL
Todos los prelados que se retirarán a la Capilla Sixtina fueron elegidos por Benedicto XVI o por su predecesor polaco Juan Pablo II, y el próximo pontífice casi con seguridad continuará con su feroz defensa de las enseñanzas morales tradicionales.
Benedicto XVI y Juan Pablo II fueron criticados por no poder reformar la burocracia del Vaticano, asediado por denuncias de intrigas e incompetencia, y algunos hombres de la Iglesia creen el próximo Papa debe ser un buen gestor o poner al menos un buen equipo de dirección bajo su ala.
Fuentes vaticanas dicen que Scola, que ha gestionado dos grandes diócesis italianas, podría ser el mejor situado para entender la política bizantina de la administración del Vaticano, de la cual no es parte, y por tanto ser capaz de introducir rápidas reformas.
Según las fuentes, la Curia respalda a Scherer, que trabajó en la Congregación de Obispos del Vaticano durante siete años antes de dirigir la diócesis brasileña de Sao Paulo, la mayor en el país con más católicos del mundo.
Ya que sólo un 24 por ciento de los católicos viven en Europa, están creciendo las presiones dentro de la Iglesia para elegir un pontífice de cualquier otro lugar del mundo que ofrezca una perspectiva diferente.
Los cardenales latinoamericanos se preocuparían más por la pobreza y el aumento de las iglesias evangélicas que por cuestiones sobre materialismo y abusos sexuales que dominan en Occidente, mientras que el crecimiento del islam es una preocupación importante para la Iglesia en africa y Asia.
Se espera que los cardenales celebren la primera votación el martes por la tarde -que casi seguro no será concluyente- antes de retirarse a un hotel del Vaticano para pasar la noche.
Desde el miércoles harán cuatro votaciones al día hasta que uno de ellos obtenga una mayoría de dos tercios, o 77 votos.
El humo negro de la chimenea sobre el techo de la Capilla Sixtina significará que nadie ha sido elegido aún, mientras que el humo blanco y el tañido de las campanas de San Pedro anunciarán la llegada de un nuevo Papa.
Como en tiempos medievales, los cardenales no podrán comunicarse con el mundo exterior. El Vaticano también ha tomado medidas de alta tecnología para asegurar el secreto en el siglo XXI, como dispositivos inhibidores para impedir filtraciones.
Los cardenales electores comenzaron a movilizarse en el hotel Santa Marta, una residencia moderna que se usa por segunda vez para alojar a los participantes durante el cónclave. La primera fue en el 2005.
Reuters