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PAN y PRI: Métodos y lecciones

martes, 15 de noviembre del 2011

El Partido Acción Nacional confirmó lo consignado en este espacio el sábado pasado: el candidato a gobernador surgirá de una elección abierta a la ciudadanía.

El presidente del Comité Directivo Estatal, Miguel Angel Monraz lo anunció la tarde de ayer. Solo resta que el Comité Ejecutivo Nacional avale el acuerdo. Sin embargo, todos saben que ya todo estaba planchado, que previamente se realizaron las consultas necesarias, incluyendo por supuesto la opinión del gobernador Emilio González Márquez y la del presidente de la república, Felipe Calderón Hinojosa.

¿Por qué se consultó a Calderón? Porque él es el primero interesado en hacer ganar al PAN en Jalisco

y en la elección en todo el país pues no quiere entregar la banda presidencial a un presidente no panista. Y para efe tos de suma de votos, Jalisco es generoso en la producción de votos azules y ganar Jalisco es casi como ganar la presidencia de la república para el PAN.

Los panistas aparentan enviar un mensaje a los electores de querer ganar confianza y credibilidad. Desde ahora los incluyen en su proceso de seleccionar al candidato. Es un proceso contrario al que en principio han elegido los priistas que para el mismo objetivo optaron sacar su abanderado al gobierno estatal por un método cerrado exclusivamente a un reducido grupo que en teoría deberán ser delegados consejeros políticos.

En los años críticos del PRI, las elecciones de febrero de 1995, perdieron la gubernatura de Jalisco por varios factores pero sin duda contó la imposición de sus candidatos en todos los niveles. Eran los tiempos que al priismo le daba igual mandar de candidato a un individuo nacido en la capital o en cualquier otro sitio del mundo. De Zapopan llegó por ejemplo el candidato a la diputación por el distrito de Puerto Vallarta, era Juan José Bañuelos

Guardado. Perdió ante Miguel Candelario Calvario, un panista desconocido de Ameca.

En aquella elección el PAN, con Alberto Cárdenas Jiménez, sumó el 52.71 por ciento de los votos mientras que el priista Eugenio Ruiz Orozco contabilizó el 37.09 por ciento. El PRD se ubicó en un lejano tercer lugar con el 3.98 por ciento de los votos. 52 de las 124 alcaldías, 17 de lasa 20 diputaciones de mayoría, fueron para el PAN.

La cruda realidad sorprendió a los panistas en las elecciones intermedias. Perdieron la mayoría del congreso local. 1997 fue el retroceso inicial, una caída que mas de una década después no han podido detenerla. En esta elección, solo sumó el 40.66 por ciento del total de votos y, aunque el PRI también redujo sus votos al sumar 36 por ciento, el PAN fue el gran perdedor al ganar apenas 9 de las 20 diputaciones locales. Un sorprendente PRD elevó sus votos al 15.38 por ciento.

Entonces, el PAN se metió en interminables conflictos internos. Las crisis iban de un año a otro, de un proceso interno a otro y fue visible la ausencia de liderazgos y vacíos de dirección. Tofo fue consecuencia de la lucha de los distintos grupos que disputaban el control el partido.

Pero, ¿qué hizo el PRI que ahora se ha colocado en la antesala de recuperar el gobierno estatal? Hizo exactamente lo contrario que los panistas. Como oposición el PRI replanteó sus estrategias para emprender el camino de reconquistar el poder político. Lo hizo escuchando a las bases que clamaron por democracia. Modificaron el funcionamiento interno del partido. Sus militantes exigieron derecho a designar de manera directa a sus candidatos. Los trabajos de reorganización incluyeron reestructurar comités distritales, municipales y sus seccionales. En todos los casos, se tomó en cuenta a las bases. Había preocupación por recobrar la confianza de los jaliscienses.

Citamos en grandes rasgos los antecedentes recientes a manera de intento para entender y explicar el camino andado por panistas y priistas para decidir el método de elegir a sus candidatos. El PAN esta haciendo justo lo que los priistas hicieron apenas echados de Casa Jalisco, reorganizarse y renovando sus métodos internos tomando en cuenta a la ciudadanía. Y los priistas, hasta cierto punto ensoberbecidos al sentirse ya dueños del gobierno del estado, dan un paso atrás negando a sus militantes el derecho a elegir a sus candidatos.

Desde hace ya varias semanas el PRI acordó designar candidatos desde el seno de sus consejos políticos. Naturalmente, pueden dar marcha atrás y abrir sus procesos internos. Es un método cerrado, que inhibe la participación, ya no digamos a la ciudadanía, sino a sus propios militantes. Aquí en Puerto Vallarta se vaticinan conflictos pues un grupo bastante representativo, con los ex alcaldes Gustavo González Villaseñor y Javier Bravo a la cabeza, impulsan a Andrés González Palomera.

Sin duda el PRI retorna a sus vicios de antaño. El método de la elección por delegados niega la posibilidad a aspirantes que no estén en el ánimo de los caciques que como antes, siguen ejerciendo un férreo control de los órganos directivos. Nadie tiene dudas de que el PRI eligió este método para cerrarle la puerta a González Palomera y allanar el camino a Adrián Méndez González. Como cuando la crisis le estalló en sus manos, esta amenaza se mantiene latente.

El PAN da muestras de haber aprendido el menos parte de las elecciones que les han dado los jaliscienses. Al optar por una elección abierta se muestra dispuesto a incluir a todos los ciudadanos en su proceso de seleccionar al candidato a gobernador.

Pero, pudiera tratarse de un mensaje falso. El PAN por otro lado, impuso candados y designará a sus candidatos a diputados por la vía del dedazo. Aun analiza si lo mismo hace con las candidaturas a las alcaldías.

Es cierto que al optar por el mecanismo de la elección abierta a la ciudadanía es un esfuerzo por escuchar y atender las voces de la ciudadanía en un proceso primario. Sin embargo, no estaría nada mal que el PAN también aplique el mismo método para seleccionar a sus candidatos a alcaldes. Se desmitificarían historias como la de ser Ramón “el mochilas” Guerrero una auténtica lumbrera que como nos presumen hasta los priistas le temen. Quizá exhibiría a Juan José Cuevas García, cuyos porristas nos aseguran que es querido por colonias y todos los ranchos del municipio.

Nosotros, y eso en lo que respecta al PRI, tenemos la firme convicción de que una elección abierta pondría en serias amenazas el “proyecto archi”. La posibilidad de su triunfo radicaría en la opuesta en marcha de una maquinaria bien aceitadita, la del partido y la de la CTM, pero que todos saben abriría un zanjón que llevaría a profundas fracturas y divisiones.

Revolcadero

Por ahí uno de nuestros dos lectores nos reclamó por no haberles enumerado la lista de los aspirantes del PRI a la candidatura al gobierno de Jalisco. Como no es de nuestro agrado recibir reclamos les diremos que son siete los precandidatos del tricolor y a saber son: el senador Ramiro Hernández García, el alcalde de Guadalajara Aristóteles Sandoval Díaz, el alcalde de Zapopan, Héctor Vielma Ordoñez; el alcaldes de Tlaquepaque, Miguel Castro Reynoso, y los diputados federales, Arturo Zamora Jiménez, Trinidad Padilla López y María Esther Sherman Leaño. Hay varios cartuchos quemados. La Sherman es de los que se apuntan cada seis años. Zamora perdió hace seis años.****** Por el lado de Acción Nacional se mueven al menos cuatro aspirantes: Fernando Guzmán Pérez Peláez, Alonso Ulloa Vélez, Hernán Cortés Berúmen y Alfonso Petersen Farah. A excepción de Hernán Cortés, los otros tres son identificados al grupo político del gobernador Emilio González Márquez. Sin embargo, el operador del gober, Herbert Arthur Taylor no acepta a Fernando Guzmán, considerado éste como el

bendecido por González Márquez. Al menos eso nos presumen sus seguidores. ¿Y qué significa esto? Casi nada. Es la más seria amenaza de un descarrilamiento del proceso interno. Sin embargo, un proceso abierto equipara las fuerzas y al final, ganará el que demuestre capacidad de mover masas y sobre todo, el que genera mayores simpatías entre el ciudadano no panista.***** ¿Y qué hay para Puerto Vallarta? Pues en realidad, se nos antoja decir que no es la mejor temporada para los panistas. El profesor Luis Alberto Michel Rodríguez ha despertado simpatías pero queda la sensación de haber llegado tarde a la elección interna. El diputado Ramón Guerrero Martínez no acaba por convencer a los panistas y encima de todo esta distraído en las demandas que le pusieron los priistas. Humberto Muñoz Vargas tiene la enorme ventaja de disponer de presupuesto del SEAPAL pero tampoco ha sido capaz de granjearse apoyos en el electorado. Eso si, a todos les queda tiempo y el que no lo aproveche, se quedará en el camino.

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