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Las Banderas, Símbolo de un Pueblo Valiente (Primera Parte)

lunes, 16 de enero del 2012

La cálida mañana del sábado 28 de marzo de 1525, Don Francisco de Cortés de Buenaventura al mando de una expedición española maltrecha que había salido de Colima, regresaba ya de Tepic bordeando la costa, cuando llegó a la Bahía de Xiutla, como la llamaban los nativos al valle que colindaba con el rio Ameca, ahí guerreros indígenas los esperaban en pie de guerra. Lo que más llamó la atención a los españoles era la multiplicidad de banderas que portaba el ejército enemigo, de manera que por este hecho, los españoles nombraron al lugar: Bahía de Banderas.

En la conocida narración de Fray Antonio Tello en su Crónica Miscelánea de la Nueva Galicia, escrita en 1653, cuenta que cuando llegaron los españoles a estas tierras, fueron recibidos por un ejército de indígenas dispuestos a guerrearlos, los cuales portaba unas banderas, pero que fue una luz que brillaba en el estandarte de la virgen de Guadalupe, la que maravilló a los guerreros que terminaron por rendirse. Aunque las cartas de relación prueban que eso no sucedió y que hubo una feroz batalla.

Francisco Cortés de Buenaventura era sobrino de Hernán Cortés, el conquistador del imperio Mexica y de la gran ciudad de Tenochtitlán, quien finalmente con ayuda de los Tlaxcaltecas y merced de las enfermedades traídas desde el viejo mundo, a las cuales no eran inmunes los Aztecas, los derrotó en el año de 1521. Escribe José Miguel Romero Solis en su libro El Conquistador Francisco Cortés, Reivindicación de un Cobarde, que Francisco quizás acompañó a Hernán Cortés durante la conquista de México Tenochtitlán.

Luego de conquistada la capital del imperio Mexica, viendo la necesidad de encontrar un estrecho que comunicase al océano atlántico con el pacífico, Hernán Cortés encomendó a su sobrino Francisco probablemente por diciembre de 1523, fortalecer la villa de Colima y terminar la construcción de navíos para poder explorar la costa del pacífico: “…consolidar aquella puebla recién fundada la de Colima, ampliar su jurisdicción con nuevas tierras, controlar desde Colima el territorio Tarasco, repartir los pueblos michoacanos entre los españoles descontentos, acelerar los trabajos del astillero de Zacatilla para tener listas las naos y abrir derroteros inéditos mediante exploraciones y conquistas más amplias.” Esto fue antes de que el Capitán General de la Nueva España partiera para combatir el alzamiento de Cristóbal de Olid en las Hibueras que fue en octubre de 1524.

El 24 de julio de 1524 Hernán Cortés hizo repartimientos de tierras entre los españoles de un amplio territorio que comprendía Zacatula, Michoacán y Colima y que quedaban bajo el cuidado y la responsabilidad de Francisco Cortés. El encomendado no podía sin embargo terminar de construir los navíos que le había encargado Cortés, porque en Zacatula todo era desorden y llevar los materiales para los trabajos era de mucha dificultad, por lo que tal parece que Francisco Cortés bajó hasta la Bahía de Acapulco, pensando llevarse el astillero a aquél lugar, por parecerle mejor. Pero el capitán general de la Nueva España le dijo en una carta que no podía dejar Zacatula ni Colima hasta que no terminara las naves.

Para el año de 1525, es que Francisco Cortés de Buenaventura inicia su expedición, recorre las regiones de Cihuatlán, Autlán y Etzatlán, arrasando cuanto pueblo no se sometiera y fue el primero en llegar al territorio que hoy se conoce como Nayarit, donde enfiló hacia Tepic donde fue recibido con regalos por el cacique Moz.

Así se lee en una crónica indígena muy deteriorada: “He aquí les queremos hacer saber a ustedes como otra vez vino nuestro señor… vino nuestro señor don Martín [Francisco] Cortés aquí a nuestra casa Xalisco… no nos conquistó, sólo en el camino lo recibieron, en la sementera de un señor gobernante… luego se dirigió a Tepic, luego vino su mensajero [Francisco de Vargas]…siete personas saludaron, cada uno con una jícara de oro señor… allí ordenaron que se quedaría el tributo de mantas en Colima… nuestro señor marqués cuatro años…después vino otro conquistador [Ñuño de Guzmán]…”

Luego de estar en Tepic y de ir hasta Santiago Ixcuintla donde Francisco Cortés encontró un rio muy grande con lo que decidió dar por terminada la expedición. Aunque hay quien duda que regresaron por la costa hacia Colima, es un hecho que así sucedió pues fue así como llegaron al “Valle de Vanderas”.
Diego de Coria (escribe Romero Solis) -escribano de la expedición-remite a los combates sostenidos con los naturales de este valle que confirman el espléndido relato de fray Tello, de que la expedición llegó a la Bahía de Banderas, lo cual sería impensable si la expedición de Francisco Cortés no hubiese tocado la costa a su regreso de Tepic rumbo a Colima. En los informes de Cortés de Buenaventura se lee: “Alonso Álvarez, soldado de la compañía de Francisco Cortés, recibió varios pueblos en encomienda a las orillas de la Mar del Sur, y este premio sólo pudo acontecer durante el tornaviaje. Y tiene en encomienda el pueblo de Tintoc e Xiquián e Izcuyuacán, que son en el Valle de Vanderas, los cuales son pocos y pobres, y muy lejos unos de otros, y no le dan ninguna cosa.”
Esto confirma que los españoles fueron recibidos por un ejército en pie de guerra que portaba banderas y que resistió al conquistador. Queda la duda de que fue realmente lo que vieron los españoles en el ejército indígena del valle de Xiutla: ¿qué eran en realidad esas banderas, qué significaban, cómo eran?

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